¡SÁLVESE QUIEN PUEDA!

lunes, 16 de marzo de 2009

Un adolescente alemán se hace con un arma de la colección familiar y acribilla a 15 personas en su antiguo instituto y en la posterior fuga. Un estadounidense completa un sangriento viaje por Alabama para asesinar a 10 personas, entre ellas cinco familiares, antes de suicidarse. Un jubilado mata a tiros a su doctora y hiere al conductor de una ambulancia. Estos tres violentos episodios han sido noticia de prensa el mismo día y, sin embargo, no están relacionados entre si. El primero sucedió en la localidad alemana de Winnendem y su autor fue un adolescente de apenas diecisiete años. El segundo tuvo lugar en el estado de Alabama en Estados Unidas y fue protagonizado por un hombre negro de 28 años. El último de los asesinatos lo realizó un jubilado de 74 años en la localidad murciana de Moratalla. Los anteriores episodios tienen en común que los protagonistas son todos varones, si bien de diferentes edades, un adolescente, un joven, un anciano, y que dos de ellos, el alemán y el estadounidense terminaron suicidándose.

Lo anterior es indicativo de que vivimos en un mundo cada vez más violento, y esa violencia se manifiesta en todos los lugares y afecta a todo tipo de personas, sin distinción de raza, edad o religión. Entre los motivos de este alarmante aumento de la violencia se suele señalar la influencia de los medios de comunicación, especialmente la televisión, que retransmite con todo lujo de detalles, todo tipo de episodios sangrientos, tales como guerras, atentados, asesinatos de cualquier tipo. En Estados Unidos han llegado a retransmitir en directo ejecuciones de personas condenadas a muerte. Además, hay que tener en cuenta, que la oportunidad de contemplar episodios violentos se ha multiplicado infinitamente por efecto de Internet, de tal forma que hoy en día cualquiera, sin moverse del sillón de su casa, puede contemplar más episodios violentos y más muertes que otras personas que vivieron la guerra en primera persona y combatieron en primera línea de fuego. Por otra parte, también las más modernas películas de cine son cada vez más violentas y sangrientas y en muchas de ellas se puede contemplar, sin ahorrar detalles ni vísceras, todo tipo de masacres y carnicerías. Por ello, en esta sociedad moderna no es difícil que haya gente que considere la violencia como algo normal y que incluso quiera o le guste sentirse importante protagonizando un episodio de este tipo.
Así las cosas, parece que hay personas que están dispuestas a utilizar la violencia para disfrutar de una cierta fama y protagonismo, aunque sean pasajeros. Pero además da la sensación de que no existen muchos obstáculos para que puedan cumplir sus deseos. De los episodios relatados anteriormente se deduce que es relativamente fácil conseguir un arma. En Estados Unidos cualquier persona mayor de edad puede adquirir un arma en un establecimiento público. No sé si en el resto de los lugares resulta igual de sencillo, pero el adolescente alemán autor de la matanza en el instituto consiguió el arma en su propia casa, ya que sus padres tenían una auténtica colección. Incluso el jubilado de Murcia, aún estando allí prohibida la venta de armas, obtuvo una, con lo cual no creo que la cosa sea ni muy difícil, ni excesivamente cara. Por tanto, pienso que uno de los motivos más importante, si no el más, del aumento de la violencia es la facilidad de obtener todo tipo de armas. Si se quiere solucionar este grave problema habría que empezar por controlar e impedir la venta de armas. Mientras tanto el mundo entero es un arsenal. ¡Sálvese quien pueda!

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