Hablemos de hechos

martes, 24 de marzo de 2009


8 de marzo, día internacional de la mujer.

Esta fecha fue escogida para esta celebración, como recordatorio de lo ocurrido un 8 de marzo de 1911, en el que más de cien mujeres murieron trágicamente en una fábrica de Nueva York por el hecho de querer defender sus derechos como trabajadoras. Casi cien años más tarde, en un mundo en el que se supone que se respetan los derechos humanos, a través de los que se defiende la igualdad de condiciones entre todas las personas, se sigue celebrando este día; en primer lugar, el hecho de que se celebre ya significa que el problema continúa. En este caso, no se trata solamente de recordar aquel día que, debido a los adelantos que se han dado, no queda tan lejano, sino que se trata de actuar, recordando el pasado, pero haciendo todo lo posible por cambiar esta realidad.

Sin embargo, aunque sean muchas las personas que optan por cubrirse los ojos con una venda imaginaria con el fin de olvidarse y centrarse en otros temas que consideran más importantes, resulta frustrante que en el siglo XXI, cuando se están dando verdaderos adelantos en muchos aspectos del día a día, en una gran parte del mundo las mujeres siguen sin tener los mismos derechos que los hombres, y no sólo en lo que se refiere al ámbito laboral (en el que se puede apreciar una notable diferencia en lo que se refiere al sueldo, la predisposición que muestra el dueño de una empresa en el momento de tener que decidir entre una mujer o un varón para contratar,etc.) sino que aún, en países no desarrollados y en los que la cultura y la ideología no ha cambiado casi a lo largo de la historia, son vistas como algo material, ni siquiera son consideradas personas que tienen las mismas necesidades; es por esto que se dirigen a ellas como si de un objeto se tratara y que alguien posee; de este modo, les niegan derechos tan básicos como estudiar, trabajar fuera de sus casas o elegir a la persona que quieren para casarse; cabe decir que incluso no les está permitido llevar la vestimenta que a ellas les guste.

Teniendo estos hechos en cuenta, es evidente que es necesario hacer todo lo posible por conseguir esa tan nombrada igualdad de sexos pero que aún queda casi invisible al alcance de la vista; cuando esto sea conseguido, se podrá decir queen el siglo XXI se respeta cada individuo y que se dan cambios radicales en todos los aspectos; hasta entonces, hasta que no se consigan resultados reales, las palabras cambio e igualdad no tendrán ningún significado, se quedarán en meras palabras que alguien dejó en el aire.

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