Registrados para siempre

lunes, 2 de marzo de 2009

Estos últimos años siempre he tenido en mente el miedo a ser olvidado y que mi existencia se borre como el mundo entero se desvanece bajo un eclipse solar. Nunca he dejado de intentar destacar entre los demás o resaltar entre la multitud, peor aun así, sé que no es suficiente. Cada periódico acoge miles de nombres entre sus páginas a diario y que el mio fuese uno de ellos no sería lo bastante efectivo como para forjar mi nombre en la historia.

Tengo que informaros de la conclusión a la que he llegado tras mucho reflexionar sobre ello: nunca nos olvidarán, aunque no lo queramos siempre perdurará un registro sobre nosotros en el lugar más recóndito del planeta.

Uno de los responsables, o culpables en palabras de algunos, es Internet. Por un lado, se debe admitir que sus recursos casi ilimitados dan lugar a miles de millones de búsquedas sobre cientos de cosas a diario. Y entre ellas puedes encontrarte. Es verdad que esa posibilidad nunca puede llegarse a confirmar pero la mera posibilidad de que eso sea así ya es bastante. Por otro lado, esa utilidad, es decir, la "World Wide Web", se convierte en una herramienta traicionera al estar a disposición de cualquiera que tenga acceso a la red. Muchas veces es inevitable dejar información acerca de ti, y una vez insertado tu nombre en el ciberespacio, se propaga por toda su extensión hasta lugares inimaginables. Dicho en pocas palabras, Internet se ocupará de que se sepa sobre ti, bien te guste o no.

Sin embargo, hay casos en los que estos datos no comienzan con un pequeño empujón propio que es el de enviar tus datos a algún contacto mediante un e-mail, sino que es sin nuestro permiso. Esto sucede con las cámaras de videovigilancia y relacionadas. Es muy probable que alguien que haya pasado por una calle específica de camino al trabajo haya sido víctima de este suceso. Normalmente estas grabaciones se borran e incluso destruyen al de un par de semanas pero en contadas ocasiones estos vídeos acaban en juicios, comisarias y hasta en los móviles de muchos adolescentes. Y lo peor es que estas cámaras, aunque se encuentren casi siempre debidamente señalizadas, pasan desapercibidas y captan las peores escenas de muchas de sus presas. Por lo que a mi respecta, estas cámaras se deberían de inhabilitar y desinstalar lo antes posible.

Y con ello llegamos a mi método preferido: las fotografías. Es verdad que al igual que las cámaras muchas veces no son de nuestro agrado pero al mismo tiempo capturan las mejores imágenes de nuestras vidas: los cumpleaños de los hijos, un feliz día en la playa, los regalos en Navidades... Ese es el mejor recuerdo que cualquier ser humano es feliz de guardar, el de una vida feliz e inmemorable.

Con todo ello, he llegado a la conclusión de que aunque no alcancé la fama, cosa que no quiero, dejaré un pequeño rastro tras de mi. A su vez, sé que es inevitable que se hable de mi, pero pretendo que todo sea positivo. Desafortunadamente, también sé que eso no es posible, y por lo tanto intentaré dejar lo mejor de mí y así conseguir una buena imagen antes de abandonar este mundo. Y quiero que eso este en mis manos, no en ninguna ajena como lo hacen las herramientas ya mencionadas. De esa forma cumpliré mi objetivo, mi sueño de que nunca sea olvidado.

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