La vida es un carnaval

martes, 3 de marzo de 2009


A pesar de que hoy en día el Carnaval se celebra en los países que tienen tradición cristiana, en los días anteriores a la cuaresma, cabe decir que esta fiesta tiene su origen probable en fiestas paganas, hace más de cinco mil años.

Es sabido que antiguamente los carnavales, era la fecha idónea para que algunos de los habitantes del pueblo tuvieran ocasión de hacer todo aquello que no se atrevían a llevar a cabo durante el resto del año, esto se debe al hecho de que el estar disfrazados les ofrecía el anonimato y por ello la seguridad de que no serían reconocidos durante los días en que durasen estas celebraciones.

Con el trascurso del tiempo, la razón de la celebración de estas fiestas ha ido cambiando, hasta tal punto que hoy en día en muchos lugares lo que se tiene en mente es el hecho de seguir adelante con la tradición. Sin embargo, no hay que olvidar que hay sitios en los que se les da una gran importancia a estas celebraciones, tanto como para ser la causa del sudor, trabajo y los capitales invertidos para este acontecimiento que tan sólo dura unos días; es por esto que podría resultar contradictorio o sorprendente el hecho de que lugares que actualmente no están situados muy bien económicamente, como es el caso de Brasil, inviertan desmesuradas cantidades de dinero y esfuerzo para unos pocos días, teniendo en cuenta que esto conlleva que los habitantes de ese país tengan que estar sacrificándose durante el resto del año.

Por otra parte, en lo que se refiere al hecho de disfrazarse, no hay ninguna duda en que el hecho de tener una máscara en la cara y permita no mostrar a los demás la verdadera forma de actuar o de pensar de una persona puede dar más libertad dado que puede actuar fingiendo ser alguien que no es. No obstante, es conveniente saber distinguir entre la máscara que se pone voluntariamente cada persona en esta fiesta con el simple objetivo de pasar un buen rato, y las personas que por miedo a no gustar a los que le rodean, intentan cautivar a la gente apropiándose de una personalidad y una forma de ser que no les pertenece; muchas veces puede resultar difícil detectar a este tipo de personas, que de alguna manera podría decirse que viven todo el año en un especie de Carnaval, dado que lo que presentan a los demás no se trata de nada más que un disfraz.
Se suele decir que la cara es el reflejo del alma, este dicho puede tener más de una interpretación, pero, claramente, podría relacionarse con el caso mencionado anteriormente; y es que, ¿cómo va a sentirse a gusto consigo misma una persona que continuamente está esforzándose por aparentar alguien que no es, que tiene un antifaz pegado a la cara permanentemente?


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