El otro día, al analizar el texto de Zoquetes, el tema de la lectura salió a relucir. Al parecer los jóvenes no leemos y por ello nos estamos convirtiendo en unos auténticos marmolillos. Viendo lo visto decidí interrogar al respecto a personas cercanas a mi entorno. “¿Tú lees?” “¿Y tú?” Casi todos me respondieron lo mismo: “No tanto como debería” Después de aquello, mis dudas aumentaron. Según la RAE leer significa pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados.Entonces, si la lectura no sólo depende de los libros, ¿es cierta esta afirmación?
Nuestra generación está considerada como una de las pioneras en el uso habitual de las nuevas tecnologías. ¡Quién diría a los jóvenes de antaño que en vez de pasar una grandísima parte de sus días jugando en la calle con sus amistades, muchas horas se verías trastocadas por la presencia de un ordenador en las generaciones futuras! ¡Menuda pérdida de tiempo! Nunca he conocido situación más ridícula. ¿No me crees? Antes de dejar fluir palabra alguna entre tus dientes recapacita. Mirar fijamente a una pantalla durante un largo tiempo. ¿Pero qué es lo que quieren conseguir los jóvenes actuando de esta manera? ¿Que se les quede la cabeza tan cuadrada como este aparato? ¿O vaciar su tan limitado conocimiento que habita en sus diminutos cerebros e insertarlo en el disco duro? Aunque no te lo creas, consiguen mucho.
Es cierto que un buen libro nos influye bien personal como intelectualmente. En mi vida ha habido libros que me han marcado, han llegado hasta lo más profundo de mí y han conseguido depositar su granito de arena sin encontrarse con impedimento alguno por mi parte. No obstante, encontrar el libro perfecto es una tarea prácticamente imposible hoy en día. En los colegios muchas veces se impone lo que los estudiantes deben leer. No se les da la oportunidad de elegir los más afines a ellos. Por esto mismo los alumnos acaban odiando la lectura y cuando terminan el colegio no son capaces de adentrarse en el mundo literario ya que todo lo relacionado con éste les trae malos recuerdos. Creen que todos los libros son iguales. Pensarás que son unos estúpidos. Explícale a alguien que acaba de sufrir una ruptura sentimental y que sigue enamorado que hay más vida por delante, ¿tú crees que le convencerás? Pues esto es exactamente igual, no hay nada ni nadie que pueda hacerles cambiar de opinión, salvo el ordenador.
Gracias a la tan popular computadora la gente que siempre ha odiado pasar su tiempo entre hojas puede mejorar su manera de expresarse. ¿Cómo? Si no te habías fijado antes, Internet es una fuente de información muy extensa, es un diamante en bruto. Cualquier noticia, por muy insignificante que sea, se encuentra ahí, en un rinconcito de la red. No tiene fronteras y sacia todo tipo de inquietudes porque Internet es un mundo para todos. Y ahora tu te preguntarás “¿Entonces por qué una parte de los jóvenes que pasan el día frente al ordenador no son alumnos brillantes?” Pero, ¿acaso no existen pupilos que adoran leer y no son los mejores en la escuela? Aún así, por supuesto, antes de analizar el hábito de lectura de cada ciudadano, la sociedad prefiere anclarse en el pasado y asociar los libros con la sabiduría, despreciando todo tipo de novedades. ¿Acaso no evolucionamos? ¿Debemos quedarnos siempre en la prehistoria?
No quiero decir que los jóvenes de hoy en día no estemos algo embrutecidos. ¿Pero, debemos culpar al avance en las tecnologías? Hoy en día leemos más que nunca y el ordenador ha sido una gran ayuda para cumplir este objetivo. La tecnología nos ha dado la mano para salir de este pozo sin fondo, agujero creado por el sistema educativo tan pésimo que existe en este país. ¿Y todo esto gracias a quién? Sin ningún tipo de duda, a los tan maravillosos políticos que prometen lo mejor y continuamente cambian todo, sin importarles un carajo nuestro porvenir ya que están demasiado ocupados en perpetuarse en el disfrute de todos esos lujos que vienen incluidos con la poltrona.
Nuestra generación está considerada como una de las pioneras en el uso habitual de las nuevas tecnologías. ¡Quién diría a los jóvenes de antaño que en vez de pasar una grandísima parte de sus días jugando en la calle con sus amistades, muchas horas se verías trastocadas por la presencia de un ordenador en las generaciones futuras! ¡Menuda pérdida de tiempo! Nunca he conocido situación más ridícula. ¿No me crees? Antes de dejar fluir palabra alguna entre tus dientes recapacita. Mirar fijamente a una pantalla durante un largo tiempo. ¿Pero qué es lo que quieren conseguir los jóvenes actuando de esta manera? ¿Que se les quede la cabeza tan cuadrada como este aparato? ¿O vaciar su tan limitado conocimiento que habita en sus diminutos cerebros e insertarlo en el disco duro? Aunque no te lo creas, consiguen mucho.
Es cierto que un buen libro nos influye bien personal como intelectualmente. En mi vida ha habido libros que me han marcado, han llegado hasta lo más profundo de mí y han conseguido depositar su granito de arena sin encontrarse con impedimento alguno por mi parte. No obstante, encontrar el libro perfecto es una tarea prácticamente imposible hoy en día. En los colegios muchas veces se impone lo que los estudiantes deben leer. No se les da la oportunidad de elegir los más afines a ellos. Por esto mismo los alumnos acaban odiando la lectura y cuando terminan el colegio no son capaces de adentrarse en el mundo literario ya que todo lo relacionado con éste les trae malos recuerdos. Creen que todos los libros son iguales. Pensarás que son unos estúpidos. Explícale a alguien que acaba de sufrir una ruptura sentimental y que sigue enamorado que hay más vida por delante, ¿tú crees que le convencerás? Pues esto es exactamente igual, no hay nada ni nadie que pueda hacerles cambiar de opinión, salvo el ordenador.
Gracias a la tan popular computadora la gente que siempre ha odiado pasar su tiempo entre hojas puede mejorar su manera de expresarse. ¿Cómo? Si no te habías fijado antes, Internet es una fuente de información muy extensa, es un diamante en bruto. Cualquier noticia, por muy insignificante que sea, se encuentra ahí, en un rinconcito de la red. No tiene fronteras y sacia todo tipo de inquietudes porque Internet es un mundo para todos. Y ahora tu te preguntarás “¿Entonces por qué una parte de los jóvenes que pasan el día frente al ordenador no son alumnos brillantes?” Pero, ¿acaso no existen pupilos que adoran leer y no son los mejores en la escuela? Aún así, por supuesto, antes de analizar el hábito de lectura de cada ciudadano, la sociedad prefiere anclarse en el pasado y asociar los libros con la sabiduría, despreciando todo tipo de novedades. ¿Acaso no evolucionamos? ¿Debemos quedarnos siempre en la prehistoria?
No quiero decir que los jóvenes de hoy en día no estemos algo embrutecidos. ¿Pero, debemos culpar al avance en las tecnologías? Hoy en día leemos más que nunca y el ordenador ha sido una gran ayuda para cumplir este objetivo. La tecnología nos ha dado la mano para salir de este pozo sin fondo, agujero creado por el sistema educativo tan pésimo que existe en este país. ¿Y todo esto gracias a quién? Sin ningún tipo de duda, a los tan maravillosos políticos que prometen lo mejor y continuamente cambian todo, sin importarles un carajo nuestro porvenir ya que están demasiado ocupados en perpetuarse en el disfrute de todos esos lujos que vienen incluidos con la poltrona.
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