¿Demasiado jóvenes?

lunes, 26 de enero de 2009

Expresiones como “que rápido crecen los niños” son las que generalmente se relacionan con padres y madres deseosos de retener a sus hijos con ellos cuando empiezan a cambiar y en convertirse en personas maduras. Mientras que ellos echan cada vez más en falta los múltiples rasgos de niñez que antes se veían en ellos, los jóvenes tratan de revelarse contra esos aspectos e imponer su independencia hacia los padres ante todo, ya sea en forma de pensar, como de comportarse, y un largo etcétera por el que todos hemos pasado o pasamos todavía. Es cosa sabida que este tipo de desacuerdos entre padres e hijos (ya sea al hablar de la hora de llegada, la ropa con la que viste o el dinero de la paga) es motivo de broncas y peleas por parte de ambos.

Un argumento muy utilizado por los padres, en este tipo de discusiones con los hijos, es el de “cuando yo tenía tu edad no se me habría ocurrido hacer eso”, argumento que los hijos contrarrestan admitiendo que los tiempos han cambiado, así como las costumbres de los jóvenes. De acuerdo, los tiempos cambian y obviamente otros muchos aspectos de nuestra sociedad seguirán cambiando, sin embargo ¿no maduran los jóvenes con alarmante rapidez hoy en día? Los tiempos cambian, pero deberíamos analizar si, en su afán por ser “mayores”, los jóvenes no pierden su infancia.

La forma de vestir que tienen es un claro ejemplo de ello, sobre todo en las chicas. Hace unos años, en primero de la ESO, el chándal era el pantalón más popular, el maquillaje algo desconocido, las planchas se empleaban en contadas ocasiones y se iba “echa unas pintas” como diríamos ahora. Sin embargo, era lo normal, porque a esa edad se es todavía una niña y hay cosas más importantes de las que preocuparse. Así debe ser al parecer, y cuál fue mi sorpresa al cruzarme con unas chicas de aproximadamente doce años con el pelo perfectamente planchado, divinamente maquilladas, con sus minifaldas y botas altas que combinaban a la perfección con la camiseta escotada que llevaban. En definitiva, niñas que te hacían sentir como un adefesio. Mi sorpresa aumentó aún más cuando vi que entraban al baño con un estuche lleno de maquillaje para retocarse. ¿Es esto normal?

Puede también verse un cambio de actitud en lo que a salir, fumar o beber se refiere. Sin duda los jóvenes empiezan a fumar cada vez antes, incluso consumir drogas como la marihuana ya no resulta tan escandaloso en niños de doce años, solo algo “inusual”. Cada vez se empieza a tontear antes con el alcohol, los comas etílicos ya son cosa común entre quinceañeros. En lo que al sexo se refiere, reíamos de lo ingenuos que era nuestros padres al pensar que teniendo menos de dieciocho años no se era maduro para pensar en esas cuestiones, pero las historias cada vez más frecuentes de niños de diez y pocos años haciendo cosas indecentes nos hacen replantearnos si de verdad era esto a lo que nos referíamos con ser “liberales”.

Al ver el cambio en estos últimos años, quién sabe si nuestros hijos no nos pedirán permiso para hacer gaupasa cuando tengan ocho años, convirtiéndonos así en los padres opresores e injustos que juramos que nunca seríamos. Lo más alarmante, sin embargo, es el hecho de que en el intento de los jóvenes de copiar estos comportamientos que asocian con madurez y rebeldía, llegan a verse envueltos en situaciones para las que, a fin de cuentas, siguen siendo niños.


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