Según el diccionario de la Real Academia Española [] el miedo es la “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.”Es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animalescomo en el ser humano. El miedo puede ser enfocado de diferentes maneras.
Desde el punto de vista biológico, constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuoy para su especie.
Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter de la persona o de la organización social. Se puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de manera compleja con otros sentimientos: miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte o miedo al ridículo.
Para algunos, el miedo en el ser humano, no guarda ninguna relación fisiológica (como reacción de alerta), sino será un producto de la consciencia, que expande nuestro nivel de desconocimiento.
Catherine Lutz sostiene que el principal transmisor actual del miedo son los medios de comunicación de masas, pero en todo caso se precisa de la credulidad de la sociedad para que el pánico estalle.
Personalmente, creo que de todos los miedos que encontramos, el miedo al miedo, al hecho de tener miedo, es la peor sensación que puede uno experimentar. Hablando el otro día con unos amigos sobre el tema, coincidimos todos en que el mayor causante de este temor es el cine de terror.
Llegar a casa por la noche y encontrarte solo no resulta agradable tras haber visto recientemente una película en la que una niña (normalmente china) endemoniada se dedica a cargarse a todo el que le apetece. Hay a gente a la que no le afecta ver este tipo de films, es más, disfrutan de ellos, pero tengo que reconocer que cada vez que una niña loca aparece en la pantalla de mi televisor el miedo se apodera de mí, y lo que es peor, no consigo despegarme de él hasta pasados unos meses. Aparecen en mis sueños y me atormentan durante el día hasta el punto de tener que encender todas las luces de la casa y cerrar los ojos cada vez que doblo la esquina del pasillo. Desde el punto de vista psicológico, el miedo es un estado afectivo, emocional, que provoca angustia en la persona. Y así es, ¿quién no ha sentido alguna vez una presencia, tal vez un especie de energía, junto a sí? Creo que forma parte del miedo lo que nos hace tener visiones, sensaciones que no son reales, aunque en el momento lo parezcan. Y, desgraciadamente, o tal vez por nuestro bien, el miedo es una de esas sensaciones que jamás desaparecen de nuestras vidas. Como dice Woody Allen en una de sus películas: "El miedo es mi compañero más fiel, nunca me ha engañado para irse con otro". Temeremos vivir la pérdida de un ser querido, no alcanzar la meta propuesta, sufrir por infinitos motivos… Pero resulta que es necesario para la correcta adaptación del organismo al medio, así que en vez de luchar contra él de todas las maneras posibles, deberíamos acostumbrarnos a sentirlo, sin hacer un mundo de cada suceso que nos cree esta sensación por supuesto, pues siempre estará ahí.
Desde el punto de vista biológico, constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuoy para su especie.
Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter de la persona o de la organización social. Se puede por tanto aprender a temer objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de manera compleja con otros sentimientos: miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la muerte o miedo al ridículo.
Para algunos, el miedo en el ser humano, no guarda ninguna relación fisiológica (como reacción de alerta), sino será un producto de la consciencia, que expande nuestro nivel de desconocimiento.
Catherine Lutz sostiene que el principal transmisor actual del miedo son los medios de comunicación de masas, pero en todo caso se precisa de la credulidad de la sociedad para que el pánico estalle.
Personalmente, creo que de todos los miedos que encontramos, el miedo al miedo, al hecho de tener miedo, es la peor sensación que puede uno experimentar. Hablando el otro día con unos amigos sobre el tema, coincidimos todos en que el mayor causante de este temor es el cine de terror.
Llegar a casa por la noche y encontrarte solo no resulta agradable tras haber visto recientemente una película en la que una niña (normalmente china) endemoniada se dedica a cargarse a todo el que le apetece. Hay a gente a la que no le afecta ver este tipo de films, es más, disfrutan de ellos, pero tengo que reconocer que cada vez que una niña loca aparece en la pantalla de mi televisor el miedo se apodera de mí, y lo que es peor, no consigo despegarme de él hasta pasados unos meses. Aparecen en mis sueños y me atormentan durante el día hasta el punto de tener que encender todas las luces de la casa y cerrar los ojos cada vez que doblo la esquina del pasillo. Desde el punto de vista psicológico, el miedo es un estado afectivo, emocional, que provoca angustia en la persona. Y así es, ¿quién no ha sentido alguna vez una presencia, tal vez un especie de energía, junto a sí? Creo que forma parte del miedo lo que nos hace tener visiones, sensaciones que no son reales, aunque en el momento lo parezcan. Y, desgraciadamente, o tal vez por nuestro bien, el miedo es una de esas sensaciones que jamás desaparecen de nuestras vidas. Como dice Woody Allen en una de sus películas: "El miedo es mi compañero más fiel, nunca me ha engañado para irse con otro". Temeremos vivir la pérdida de un ser querido, no alcanzar la meta propuesta, sufrir por infinitos motivos… Pero resulta que es necesario para la correcta adaptación del organismo al medio, así que en vez de luchar contra él de todas las maneras posibles, deberíamos acostumbrarnos a sentirlo, sin hacer un mundo de cada suceso que nos cree esta sensación por supuesto, pues siempre estará ahí.
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