Enganchados

domingo, 11 de enero de 2009


Rafael, Lucas, Efren, Soraya, Sara, Cata, Mirentxu, Paco... ¿A qué a todo el mundo le vienen a la mente los mismos personajes al mencionar estos nombres? Entre los reallity shows y las series, telenovelas, culebrones o como quiera que se llamen, los medios de comunicación han ido contaminándose debido al liderazgo de programas como “Hombres, Mujeres y Viceversa”, “Gran Hermano”, “Yo soy Bea”… Y siendo la audiencia quien decide la programación, ha quedado bien claro que la sociedad española tiene preferencia por el morbo de los realitys como los mencionados en vez de mostrar un mínimo interés por la cultura, ya sean documentales (con los que la mayoría disfrutaría de una placentera siesta), programas musicales, teatro…
Estos programas que, moralmente no aportan ningún conocimiento ni son de gran interés, consiguen enganchar a millones de espectadores y las conversaciones matinales antes de llegar al instituto, en el recreo y a la vuelta a casa quedan muchas veces reducidas a comentar los sucedidos en la serie de la noche anterior, con las que la gente renuncia a horas de sueño por ver ese capítulo que lleva anunciándose a todas horas como el más esperado de la temporada hasta la semana siguiente. Y visto que en ése no quedaba aclarado el gran desenlace final idéntico al de otro millón de series, la gente queda atrapada en la ficción.
Lo peor de todo es que, en caso de pertenecer a ese club de gente rara que no sabría reconocer al Duke ni aunque se le pusiera en pelotas delante, la exclusión es inmediata frente al resto de compañeros que no se pierden un solo episodio de los programas líderes.
Personalmente, y admitiendo que no soy un gran fanático de la televisión, recomendaría a la gente que, en ese insignificante tiempo libre que nos queda del día para disfrutar de nuestras pequeñas satisfacciones, se tumbaran en el sofá y creando un ambiente cálido, acogedor y oscuro se sumergieran en el mundo de la música. Sin necesidad de tener que escuchar anuncios de veinte minutos por cada diez de serie (que vienen muy bien para ponerse el pijama y lavarse los dientes, pero a los que no veo mayor utilidad), sin tener que forzar la vista tras haber sido sometido en clase a tres textos históricos, dos periodísticos e incontables ejercicios químicos, y relajando todos y cada uno de los músculos del cuerpo, levantándonos con más energía la mañana siguiente.

0 comentarios: