Tráfico de mujeres

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Hace un par de semanas compré el segundo libro de Stieg Larsson, que se titula "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina". Es una pena que su autor muriera de forma tan repentina y que sólo nos dejara tres libros para disfrutar de su escritura, una de ellas la que acabo de mencionar, que sería la segunda. La primera novela sería "Los hombres que no amaban a las mujeres". Y la tercera que está aún por publicarse, "La reina en el palacio de las corrientes de aire". Todas ellas contienen un tema en común: el maltrato hacia las mujeres.

No he creado este post para hablaros del libro ni del autor, sino para que os informe de la situación actual en la que se basa la novela y mostraros mi opinión acerca de ello. Pero antes, quiero que leáis este fragmento del prólogo de la novela para que comprendáis que es lo que me ha empujado a escribir sobre ello:

"Lo vio empapado de gasolina. Podía sentir la caja de cerillas en la mano. La movió. Produjo un sonido áspero y seco. La abrió y eligió una. Le oyó decir algo pero hizo oídos sordos y no escuchó sus palabras. Vio la expresión de su rostro cuando acercó la cerilla al rascador. Fue como el prolongado estallido de un trueno. Todo ardió en llamas."

Al leer ese fragmento, no oculté el pánico que me transmitieron esas palabras. Pero decir que a medida que seguí leyendo, ese miedo se convirtió en temor, y al final en repugnancia. La aversión que sentí hacia aquel hombre al que torturaba de tal macabra manera no hizo más que agravar ese desprecio que sentí hacia él. Hasta tal punto que al leer que se trataba de una niña que apenas tenía 13 años, no he podido encontrar palabras para describirlo.

Este pensamiento pasa por las cabezas de varias mujeres a diario. Pero lo peor de todo es que no lo sabemos. ¿Acaso creéis saber cuantas mujeres son violadas al día? ¿Sabéis que muchas personas temen tanto a la persona que les tortura, que no se atreven ni a mirarle a los ojos? Por lo menos, ¿sabéis que esto es real?

El otro día escuche por la radio que en Bolivia se registran 4 violaciones diarias, y que se estima que sólo el 10% son notificadas a las autoridades. Puede que penséis que esto no os incumbe, al no tratarse de nuestro propio pueblo, pero deciros, que esto no sólo sucede en América del Sur, sino en Europa y a nuestro propio alrededor también: en Inglaterra subastan a las mujeres en pubs, mujeres de Albania viajan por todo Europa como mercancía... Con ello, lo que quiero que entindas, es que tú también estas involucrado.





A algunas las obligan por la fuerza, y no podemos hacer nada por evitarlo al no saber de quienes se trata. Pero muchas otras lo hacen por voluntad propia, y esto es lo que nos incumbe a todos nosotros. Casi todas las que recurren a este negocio tratan de seguir adelante con su vida de la única forma que les permiten, prostituyéndose. Y además, siendo vendidas como género de carnicería. Pero lo peor es que la gente les ofrece ese trabajo, otros hacen uso de él, otros se aprovechan de ese negocio... Si pudiésemos hacer que estas personas se sintieran culpables, si consiguiésemos hacer desaparecer por completo este oficio, si alguien desenmascarara al culpable de todo, si tan sólo hiciésemos algo... todo se solucionaría.

Hasta hace poco todo esto me era totalmente desconocido. Había visto películas, lo había oído en las noticias, lo había leído en alguna revista... pero nunca antes me había puesto en el pellejo de esas miserables mujeres y desdichadas niñas. Y entonces todo se convirtió en algo dolorosamente real. Entonces entendí que ellas no pueden hacer nada por resolverlo, que no está en sus manos volver al pasado y no tomar el camino que destruyó sus vidas. Tampoco les es posible encararse a su superior y negarse a seguir trabajando en ese negocio. Por eso, he decidido hacer lo que está en mis manos por ayudarlas: dar a conocer su situación, luchar por su libertad, ser testigo de las injusticias que sufren.

Con esto, lo único de lo que os advierto es de lo siguiente: los humanos no son simple mercancía, no son objeto de ninguna otra persona, y que bajo ningún concepto, se va a permitir que se les despoje de su libertad.