Crisis? What crisis?

sábado, 20 de diciembre de 2008





Crisis, según la Real Academia de la Lengua Española, es el momento decisivo de un negocio grave y de consecuencias importantes. Parece un concepto muy específico puesto que su significado se limita a cubrir un campo milimétrico. Sin embargo, la palabra crisis hoy en día está de moda. La escuchamos en todas partes: en el supermercado, en la calle, en la casa de enfrente, en Alemania, en Italia y hasta en Japón. La crisis sobrepasa todo tipo de fronteras, se encuentra en boca de todos. Cualquiera diría que alguien podría superar al invencible Bisbal o a las tan exitosas series como Física o Química. Pues bien, la crisis lo ha hecho y lo ha logrado ella solita, sin ningún tipo de ayuda.


No obstante, me ha surgido una enorme duda. Lo he meditado en silencio cada noche hasta topar con la solución. Creo que la famosa definición no se asemeja nada con lo que la sociedad piensa de ella o, por lo menos, si existe gente que piensa que la Real Academia de la Lengua no se equivoca, muy bien lo disimula, sobre todo en estas fechas.


Lo que la crisis debería causar en nosotros es miedo, angustia por perder lo poco que poseemos. Aún así, mira por donde ayer fui al dentista y lo encontré a rebosar, y eso que es privado y hay que pagar un pastón para que un señorito eche un vistacillo a tus dientes. Después de aquello me dirigí, confusa, al centro comercial ya que mis únicos pantalones vaqueros habían sufrido un pequeño percance y habían muerto acto seguido, sin dejarme tiempo para despedirme de ellos, así que no tuve otro remedio que estirar un poco el bolsillo e intentar olvidar la crisis durante unos segundos. Pero o a todo el mundo se le habían roto los vaqueros el mismo día o, tomando las navidades como excusa, estaban comprando de todo, compulsivamente. Como posesos.


¿Y todo esto, por qué? Porque con esto de la crisis las rebajas se adelantan y ¿qué es lo que hay que hacer? Comprar. Si los precios disminuyen, debemos aprovechar la oportunidad y adquirir más productos por menor precio aunque, por supuesto, el dinero no nos llegue. Es lo más recomendable porque, ¿para qué están sino los bancos? ¿Acaso no existen los créditos? Lo importante es pensar en nuestros caprichos ya que nuestra existencia es esencial para el resto de la sociedad. Sin nuestra compañía y, sobre todo, sin darle tanta envidia al vecino porque tenemos un BMW nuevo y él tiene que conformarse con el Seat que se compró hace 10 años, está claro que nadie sobreviviría. Además, aunque no sea nuestro el dinero, siempre estaremos a tiempo de devolverlo más adelante y sino, en cualquiera de los casos, nuestros hijos también pueden pagarlo por nosotros. ¿Qué mejor herencia que unas buenas deudas?


¿Sabéis que? Que estoy harta de ahorrar para nada. Mañana mismo contactaré con la RAE para anunciarles su equivocación. Lo que ellos definen no es una crisis, sino el infierno. La crisis es genial, ya que gracias a ella puedo comprar cada vez más. Y tú, que seguramente después de leer esto estarás completamente de acuerdo conmigo, te unirás a mí. Juntos formaremos el mejor club del mundo al que llamaremos ‘’El Club de los Idiotas’’.

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