¿Somos lo que creemos ser?

jueves, 18 de diciembre de 2008


Hace un par de semanas estaba con una amiga viendo una serie en la tele en la que dos jóvenes se veían enzarzados en una seria disputa por un motivo de racismo. Uno de ellos arremetía contra un chaval de raza negra menor que él, llegando incluso a propinarle varios puñetazos en la cara y dejarlo gravemente herido. Más tarde, comentando lo que había pasado en la serie, mi amiga afirmó que, a su parecer, esas conductas hoy en día eran muy pocas, que en este mundo en el que vivimos el racismo es cada vez menor y no es probable encontrarnos con situaciones similares.

Pasados unos días desde esa conversación, una tarde que viajaba en metro algo que vi me hizo reflexionar sobre aquello. En uno de los vagones, un hombre de raza negra iba sentado en uno de los asientos rojos con capacidad para cuatro personas. Aunque el tren no iba lleno a rebosar, había bastante gente sentada en los asientos de al lado, así como de pies a un par de metros de los asientos vacios. Parecía que aquel día a todo el mundo le apetecía hacer un maravilloso viaje de metro de pie entre empujones y frenazos. Me senté enfrente de aquel hombre, sorprendida por lo que acababa de ver, y sintiéndome bien conmigo misma. Pero aquella sensación me duro poco, a medida que me pude a reflexionar sobre otros tipos de conducta similares que puede que todos, inconscientemente, cometemos.

¿Acaso no es cierto que nos ponemos nerviosos al cruzarnos de noche con algún emigrante, seguramente más de lo que nos pondríamos si no lo fuese? ¿No es cierto que agarramos el bolso con más fuerza cuando algún emigrante con “mala pinta” pasa por nuestro lado? Puede que inconscientemente, pero surge la desconfianza en nosotros y nos volvemos más precavidos y menos confiados.
Otro ejemplo de ello es la mala fama que tienen los todo a cien en los que, normalmente, trabajan personas de raza china. ¿Cuántas veces habremos oído comentarios sobre la mala calidad de los productos de los “chinos”? ¡Como si los todo a cien regentados por personas de aquí fuesen mucho mejores! Me parece que si pagamos un euro por un pintauñas no podemos esperar mejor calidad de la que obtenemos, y dudo que eso tenga que ver con la nacionalidad del dependiente. También hay infinidad de rumores sobre los restaurantes chinos, criticando la calidad de los productos, que si utilizan carne de perro, que si no limpian las vajillas… una vez llegué incluso a oír a una persona decir que había leído en alguna página web (y es que todo lo que está en internet no se puede creer) que se había probado que los restaurantes chinos utilizaban semen de ballena para elaborar las comidas. No se que me sorprendió mas, que hubiese gente que inventase ese tipo de cosas o que hubiese quien se las cree. Su comentario final para rematar lo dicho fue algo así como: “Vete a saber, siendo chinos…”. Éste tipo de rumores, a mi parecer totalmente absurdos, sin una prueba más de la paranoia que tenemos al hablar de gente que no es como nosotros.

Lo que quiero explicar con estos ejemplos es que, por mucho que creamos que no somos para nada racistas, hay conductas que aunque parezcan carecer de importancia, a mi parecer dicen mucho sobre nuestra verdadera idea sobre los emigrantes. Cuesta reconocerlo y as ninguno le gusta pensar que no es tan increíblemente tolerante como se creía, pero la verdad es que los prejuicios siguen ahí. Puede que no tan evidentes, puede que escondidos, pero no han desaparecido. Mi pregunta es si algún día conseguiremos llegar a ser lo que ahora tratamos de aparentar.

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