viernes, 1 de mayo de 2009


RECLUSOS POR UN PENSAMIENTO

Una secta es —desde el punto de vista sociológico— un grupo de personas con afinidades comunes (culturales, religiosas, políticas etc.)Habitualmente es un término peyorativo, frente al que se ha sugerido el de nuevos movimientos religiosos.
En Europa, la palabra secta se asocia a la idea de seguir a un maestro, a un Líder.
Las sectas religiosas se definen como grupos religiosos radicales, por lo general pequeños pero con alto índice de expansión, integrados por hombres y mujeres asociados voluntariamente tras una conversión religiosa.
Son miles las sectas religiosas expandidas por todo el mundo que viven en comunidades, esperando al Mesías. Las Doce Tribus se trata de una de ellas, y tras varios intentos de investigación ha podido afirmarse que rompen de alguna manera con el pensamiento esencial del supuesto cristianismo por el que miles de personas entregan su vida.
Las Doce Tribus rechazan la sociedad, sus valores e instituciones; todo es substituido por la propia comunidad en la que sus voluntarios se conservan puros, perfectos, salvados, o de eso pretenden convencer estos atentados contra la humanidad lavando cerebros. Enganchan a personas inestables, solitarias, haciéndoles ver la felicidad y la paz interior con la que se vive adorando a El Mesías y leyendo la Biblia, además de trabajar sol a sol, inspirando su modo de vida en uno de los libros del Antiguo Testamento. Además de eso, se niegan a escolarizar a sus hijos con el fin de no ser influenciados por la falta de moral del mundo y todos aquellos voluntarios son obligados a donar sus pertenencias a la tribu, a esa tribu que, supuestamente, se alimenta de la creencia y de la espera al Mesías.
Esta secta trata de conseguir su autonomía, no obstante, no respetan la del otro, la libertad de expresión de sus voluntarios es nula desde el momento en el que se embarcan en este nuevo modelo de vida, están además sometidos las 24 horas del día y no se les permite cuestionarse nada, en conclusión, viven en una hipnosis colectiva que lleva a perder la capacidad de tomar decisiones por sí mismos a miles de personas.
Los adeptos de Las Doce Tribus (y supongo que el del resto de sectas religiosas) no ven la televisión, ni tampoco escuchan la radio; su contacto con el exterior es mínimo con el fin de retener a sus “reclusos” el mayor tiempo posible en la llamada comunidad.
A pesar de no causar ni alborotos ni ningún tipo de conflicto social, ya que el Gobierno Vasco se niega a investigar sobre ello alegando que al igual que hoy en día una de sus sedes está en Irún mañana podría estar en cualquier otro lado del mundo, es mucha la gente que se ve atrapada en este tipo de sectas de las que una vez abres los ojos y tratas de huir, más vale que corras muy lejos.

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