La TV de antes

sábado, 2 de mayo de 2009

Creo que hay una diferencia bastante grande entre la televisión de antes y la de ahora. Aunque también cabe decir que la oferta de los inicios de la televisión en España era muy reducida ya que habría solamente unas 2 o 3 cadenas y probablemente, la mitad no cubrían todo el territorio nacional. El franquismo se reflejó en las pantallas de televisión, empezando con la mano negra de la censura que, en aquel entonces, controlaba todo. La televisión tenía que estar hecha a la medida de los conceptos de la dictadura, para nada democráticos y había una moral farsante que tenía que ser difundida. Ahora, en cambio, la oferta es enorme. La televisión de antes era más artesanal, se hacía con más cuidado y cariño en los contenidos y, por supuesto, con mayor respeto hacia el espectador.
Recuerdo que hace unos 10 años llegaba a casa ilusionada por ver lo que iban a emitir en televisión e incluso madrugaba para ver las series más conocidas -de los 90 claro- con mi hermano. El problema es que lo “bueno, bonito, barato” no existe en la televisión. Esa ilusión era la que hacía que la televisión de antes, respecto a calidad, fuera mucho más libre que la de ahora. Lo curioso de todo, es que la gran masa prefiere los programas fáciles y se conforman con ellos.

Los niños, por ejemplo, comienzan viendo “Pokemon”, esa serie que se basa en unos pequeños “monstruos” que se introducen en unas bolas, por llamarlos de alguna manera porque creo que nadie sabe lo que realmente son, y se conforman con saber que el único objetivo es que “evolucionen”, si, porque los pokemon evolucionan claro. Y lo más absurdo de todo, es que para cuando los padres se dan cuenta de que sus hijos solo han perdido el tiempo viendo la televisión, sus hijos ya se saben de memoria todo los nombres de los pokemon -y si no recuerdo mal creo que eran uno 150- mientras que los tiempos verbales quedaron aparcados en la mesa.

Las series de antes, como “El inspector Gadget”, “Los cazafantasmas”o la familia más famosa de la televisión: “Los Simpson”-creo que es la única que prevalece- te enseñaban algo, o al menos lo intentaban, y los niños de hoy en día ni siquiera se conforman con Los Simpson, no, ahora hay que ver “Padre de familia”, una serie muy inadecuada para niños desde mi punto de vista.

¿Y qué hay de los programas de corazón? Si, esos en los que puedes mandar un sms con la frase que a ti te dé la gana como “Patiño, eres una guarra” para a continuación aparezca en la parte posterior de la pantalla y todo el país observe que, al parecer, Patiño es realmente una guarra. Por supuesto, aunque el mensaje cueste un mínimo de un euro y medio, el espectador es capaz de mandar 3 o 4 mensajes obscenos y descarados para que quede claro qué es lo que piensan, y de esta forma, la audiencia aumenta.

Pero el problema de todo esto, es que la publicidad, tan expandida en todos los ámbitos, se rige por la audiencia y por esta razón, es por lo que se cree que hay que rendirse ante ella. Y a esto hay que añadirle, que la gran masa prefiere lo fácil de dirigir más que lo que cuesta un poco de trabajo y la gente ve lo que se le ofrece.

En la actualidad, la televisión, en general, ha perdido el buen gusto en el lenguaje, en la forma de presentar noticias que no lo son, en los ataques gratuitos, aún a sabiendas de que son inciertos, pero, como eso proporciona audiencia, es muy difícil renunciar a ello cuando la audiencia significa DINERO.

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