MAREA HUMANA

domingo, 17 de mayo de 2009


Son todavía muchas las banderas que adornan los balcones con los colores rojiblancos típicos de uno de los equipos más destacados del panorama futbolistico. Pasada la euforia de el partido y llegados a la resaca de la derrota podemos reflexionarar en frío sobre la situación vivida.
Por un lado, es compresible que tras venticinco años los hinchas del Athletic hayan puesto toda su ilusión y entusiasmo en conseguir la copa del rey, aunque quizá todo se ha exagerado y llevado a unos límites desmesurados. La emoción colectiva se ha extendido, hasta el punto de que en los medios de comunicación se ha hablado de " marea humana" para referirse a la masiva reacción de la gente. También es positivo que la ciudadanía encuentre espacio para la diversión, para el ocio y que se pueda evadir de la rutina y de las preocupaciones cotidianas compartiendo la esperanza de que su equipo gane y reflejando esto en la calle. Por último, es elogiable animar a un equipo formado por futbolistas de la tierra que encuentra una dura competencia al enfrentarse a equipos llenos de " estrellas del fútbol" muy bien pagadas.
Pero, por otro lado, no puedo dejar de pensar en todas las connotaciones negativas que todo esto acarrea. En los tiempos de crisis que vivimos en los que mucha gente sufre problemas económicos son pocas las ayudas sociales que se les ofrecen. En cambio, las instituciones derrochan dinero en instalaciones de pantallas gigantes, en decoraciones...
Además llama la atención que ante problemas sociales importantes haya indiferencia y falta de movilización ciudadana y, en cambio, ante un partido de futbol las calles estén abarrotadas, las colas para conseguir entradas sean interminables, la vida normal se paralice en algunas situaciones ( cambiar los exámenes de fecha, dejar de ir a trabajar...).
Aparte de esto, los seguidores del equipo se dejan arrastrar, a veces, por sus instintos más básicos y caen en el desenfreno bebiendo en exceso, por ejemplo. Lo que supone una contradicción con la forma de vida sana que se supone que practican los futbolistas.
Es un fenomeno sociológico sobre el que deberíamos de reflexionar en vez de dejarnos llevar por las actitudes gregarias e impulsivas.

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