El precio de la fama

domingo, 19 de abril de 2009


Indudablemente vivimos en una época en la que muchas personas son admiradas sólamente por el mero hecho de ser famosas, en muchas ocasiones sin tener en cuenta el motivo por el que han conseguido la tan deseada fama. Además, los medios de comunicación dan tanta información acerca de la vida de las celebridades que nos parece conocerles tan bien como cualquier otro miembro de su círculo social. Sin embargo, se pueden crear varias opiniones diferentes acerca de si los famosos son felices con las consecuencias que trae su estilo de vida.

Pocas personas serán capaces de discutir el hecho de que la fama atrae a ambos lados de la publicidad, tanto la buena como la mala: la media puede elegir alabar a una estrella una semana, y atacarla la semana siguiente con artículos críticos y fotografías comprometedoras. Asimismo, provablemente resulta verdad decir que la fama no dura, y puede ser muy duro tener que vivir en la oscuridad una vez después de haber estado detrás del esplendor del foco.

Por otra parte, el hecho de ser famoso puede dar pie a maravillosas oportunidades, como el el caso de poder satisfacer el sueño de vivir en lujosas casas y viajar a exóticos lugares o hacer trabajos de beneficencia. Además, alguien que es famoso por ser un buen cirujano o activista de los derechos civiles, por ejemplo, con un poco de suerte es probable que el orgullo que obtenga de su trabajo sea equivalente de alguna forma a la felicidad.

En conclusión, los jóvenes que creen que la fama trae la felicidad no están completamente equivocados. Siempre que se pueda mantener un grado de privacidad, mantener el amor propio y quedarse con un círculo de amigos de confianza, dedicarse a ser famoso puede resultar ser una profesión que valga la pena.

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