Reciclas. ¿Y qué?

martes, 3 de febrero de 2009


Cuando se habla de problemas medioambientales tales como la contaminación, el calentamiento global, el agujero en la capa de ozono y muchos otros problemas que todos saben de memoria, todo el mundo encuentra la misma justificación: “Oye, que yo reciclo”. Y ya está arreglado, al parecer es lo máximo que se puede hacer, así que calmamos nuestra conciencia y a otra cosa. Pues he aquí una verdad como un templo: tu reciclaras todo lo que quieras, pero el mundo sigue jodido. Y es tan culpa tuya como del resto de gente.


El mundo sabe muy bien lo que hay, todos han visto alguna vez algún documental sobre pobres animales que se quedan sin hábitat por culpa de la humanidad y su contaminación. Han leído artículos sobre ello, o les suena el documentan de Al Gore, “una verdad incómoda”. Lo ven, entienden las consecuencias de sus actos, les conmueve, alguno incluso se preguntará que puede hacerse para ayudar, pero ¿Por cuánto tiempo? La mayoría lo olvida al de unos minutos, ellos ya hacen cuanto pueden (tienen tres cubos diferentes de basura, ¡por Dios!) y esas cosas quedan fuera de su alcance. Pero la cruda realidad es que es responsabilidad de todos, porque nos afecta a todos.


El problema con este tema es el pasotismo de la gente ante ello, el no tomárselo demasiado en serio. No parece un verdadero problema, es simplemente una molestia, un mosquito que zumba a tu alrededor impidiéndote vivir del todo a gusto, pero sin llegar a tener demasiada importancia. A fin de cuentas, cosas como el hambre en el mundo o las guerras parecen más importantes y merecen ser resueltos con anterioridad. Tal vez lo que debería plantearse la humanidad es que intentar mejorar la vida no sirve de nada si se destruye el planeta que la alberga.

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