Pequeñas promesas, grandes cretinos

lunes, 2 de febrero de 2009

Nunca me ha gustado la gente que se cree que está por encima de los demás, que son el ombligo del mundo y que todo gira a su alrededor.
Desde muy pequeñita me a encantado el fútbol, jugarlo y verlo por la tele. Por eso todos los sábados por la noche, cuando dan los partidos de liga, me gusta seguirlos. Y desde que sigo estos partidos me he fijado en las jóvenes promesas del fútbol, que comienzan siendo humildes, sufridores y luchadores y acaban siendo arrogantes, fanfarrones y ególatras.



Cuando tenía unos doce años mi ídolo futbolístico era Fernando Torres, en aquella época era cuando él empezó a meter goles en el Atlético de Madrid y los grandes seleccionadores se empezaron a fijar en él por su rapidez, manejo de balón y puntería a la hora de encajar. Se podría decir que era la gran promesa del Atlético. Pero cuando pasaron un par de años, los productores de publicidad empezaron a sacarle en los anuncios, empezó a aparecer en portadas de revistas como la "Loca", "Bravo", "Super Pop"... y desde entonces se convirtió en un cretino, se creía el mejor, que todo giraba a su alrededor así que yo dejé de confiar en él porque cuando los futbolistas pasan de ser desconocidos a salir en todas las portadas dejan de jugar al fútbol y se dedican más al cotilleo. Este no es el único caso, lo mismo pasó con Beckham y Etoo por ejemplo.



En cambio, hay otros jugadores que son mucho más humildes y por muy buenos que sean no se dejan avasallar por la actualidad televisiva y los programas de corazón, como el futbolista Madridista Raúl que casi nunca habla de su vida privada en público e intentar seguir una vida normal sin llamar mucho la atención.



Pero estas situaciones y cambio de actitud no solo se pasan en el ámbito futbolístico sino que en todas o muchas situaciones de la vida como con los políticos, deportistas en general, actores, periodistas...




Hay gente que dice que para ser bueno en algo hay que tenérselo creído, vale, en eso estoy de acuerdo, pero hay unos límites que no se deben sobrepasar.



Cambiando de ámbito, el pasado 20 de enero el nuevo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, tomó posesión y entró a la Casa Blanca.


Como todos sabemos, por toda la coba que le han dado en periódicos y televisiones, entre otros lugares, él es el primer presidente negro de los Estados Unidos. Muchísima gente confía en que él va a ser quien de fin a las guerras de Oriente y acabe con la crisis que atraviesa actualmente su país. La verdad es que espero que así sea porque a todos nos gustaría vivir en un mundo sin guerras. Pero yo no se que pensar, viendo todas las situaciones anteriores, puede el triunfo de Obama en las elecciones se le vaya subiendo a la cabeza y acabe gobernando el país como el anterior presidente, Bush. Esperemos que no sea así.




En mi opinión, no todo el mundo tiene porqué se así, tan creído cuando algo bueno le pasa. No quiero pensarlo por lo menos, el cambio de personalidad no tiene porqué ser siempre drástico. Prefiero soñar con un mundo de gente humilde y respetuosa con los demás. No se si alguna vez tendré que cerrar los ojos y soñar...

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