Decisiones

sábado, 14 de febrero de 2009


Estas últimas semanas, nuestros cerebros han estado obstruidos y nuestras ideas perdidas. Por una parte tenemos los exámenes, una gran preocupación para los alumnos y para muchos de sus padres. Por otro lado los deberes de última hora que los profesores se proponen meter en los exámenes. Y con ello millones de cosas más: la lluvia, las largas horas de estudio, los trabajos y láminas para entregar, la preparación para el viaje a Praga...

Y los orientadores no han podido escoger otro momento para acudir a nosotros. Y además para hacernos la pregunta cuya respuesta va a marcar nuestras vidas. Una cuestión que, aunque nos la hayan hecho de pequeño, esta vez tiene una importancia sumamente mayor: "¿Qué quieres ser de mayor?"

Aun sabiendo que este momento iba a llegar, no me había preparado. He de admitir que soy una persona muy cautelosa y a veces demasiado perfeccionista, pero en este caso para cuando me he dado cuenta ya era demasiado tarde. Esta vez no he sido suficientemente sagaz como para prever que esto me iba a pasar. Eso no quiere decir que no haya pensado en ello, sino todo lo contrario, que mis intentos de aclararme las ideas ha resultado ser un fracaso.

Hace dos años cuando tuve que decidir en que bachiller iba a matricularme, me decante por el tecnológico por el simple echo de que me cerraba menos puertas. Pero aun así, a la hora de escoger una carrera, me he dado cuenta de que ahora tengo demasiadas puertas que debo cerrar antes de escoger una: si hiciese empresariales como me recomienda mi ama, no sabría de que terminaría trabajando, si por un casual siguiese el consejo de mi tío y fuese a Leioa a hacer física, podría terminar de cualquier manera, y si terminase por hacer una ingeniería tendría que escoger entre más de 40 especializaciones de las que no conozco ni la mitad.

Pero aquí no terminaría el proceso de selección de carrera, porque después tendría que escoger si hacer una ingeniería técnica o superior. Mi mayor preocupación es pensar que si llegase al tercer curso de una ingeniería superior (para lo que tendría que pasar el escobazo de primer curso y superar otro más) y no pudiese seguir, me quedase en cero. Es decir, que sos tres años sólo servirían para aumentar mis conocimientos y nada más. Pero luego tendría otras decisiones más que tomar: el lugar donde me gustaría estudiar, si me alojaría en una residencia o en un piso, si volvería a casa cada fin de semana o una vez al mes, si iría en bus o me compraría un coche...

Resumiendo en pocas palabras, estoy hecho un lío. No tengo ni idea de lo que voy a estudiar y menos si realmente va a ser el trabajo de mis sueños (que tampoco sé a ciencia cierta cual es). Espero que tras terminar los exámenes de esta semana tenga un rato libre para pensarlo con más calma y no me atosiguen con más deberes. Los estudios que estamos llevando a cabo son una preparación para lo que viene posteriormente, y si no tenemos claro cual va a ser nuestro futuro, ¿qué sentido tiene seguir con este estrés? ¿No deberíamos pensar primero en nuestros planes para el después?

0 comentarios: